Leyenda del Castro de Marcelle.




Había en este castro dos mozas que iban a todas las ferias. Eran muy bonitas e iban siempre bien vestidas, pero se les veía la piel de los brazos y algo más...así los mozos al verlas andaban locos por ellas y los más valientes se atrevían a acompañarlas, pero al llegar a un sitio llamado O Salgueiriño, que esta cerca del castro, las mozas desaparecían sin saber como y los acompañantes se quedaban con la boca abierta.

Un día llego a la feria de Orban un señor y compro unos bueyes a un hombre de Carballedo encargándole que se los cuidara mientras el se ocupara de otros asuntos que tenia pendientes en la feria.

El de Carballedo estuvo al cargo de los bueyes y el señor dio muchas vueltas por la feria arriba y abajo más, como se hizo tarde, el hombre le pidió al señor, que lo dejase marchar ya que empezaba a anochecer. Pago el señor los bueyes y, al saber que el vendedor era de Carballedo, le dijo que ya que llevaban el mismo camino podía ayudarle a llevar los bueyes.

Fueron juntos un rato y, al llegar a O Salgueiriño, el señor golpeo con el pie en el suelo, que se abrió de pronto. Entraron todos por un agujero y estuvieron andando por debajo de la tierra hasta que de pronto el señor le dio un empujón al hombre y le dijo:

-Quédate en esa esquina.

Desde ella y bien agachado vio como salían aquellas dos mozas con los brazos recogidos y cada una con su cuchillo en la mano. Pensó el hombre que había llegado su fin, pero las mozas saltaron sobre uno de los bueyes y en seguida lo mataron. Y después una de las mozas olio y le dijo a su padre:

-Me huele a carne de "cristianillo vivo".

A lo que el padre respondió:

- No, hija mía, es pan cocido.

Y al día siguiente a la salida del sol, soltaron al hombre de Carballedo sin hacerle ningún mal.


CASTRO DE MARCELLE O CASTRIÑO DE ORBÁN: 

En la misma parroquia de Orbán (Vilamarín en la provincia de Ourense), ocupa un cerro de poca altura, cubierto por el bosque y a 300 metros de la aldea de Marcelle.

El único recinto del castro está rodeado de un muro de piedra, hoy cubierto de tierra, de 2 a 3 metros de alto por unos 4 de ancho, del que sale hacia abajo un terraplén; en la base hay un foso de 1,50 metros de ancho y, a continuación otro de 2 metros, ambos con sus muros; no hay indicios de puertas, y ocupa, como el de Frameán, todo el cerro. Tampoco se encontraron restos cerámicos ni elementos constructivos.

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